La metrópolis de Barcelona está sometida a la presión de cambios y transformaciones de alcance global que también están afectando las grandes áreas urbanas del mundo. El contexto socioeconómico y geopolítico internacional derivado de la globalización, así como la misma evolución del país y los riesgos relacionados con el aumento de las desigualdades y la exclusión, obliga a pensar en cómo afrontar estos retos. Los instrumentos de gobernanza metropolitana, como la Agencia de Desarrollo Económico, buscan ayudar a dar respuesta a algunos de estos retos desde el ámbito municipal y local.
La creación de la Agencia es la manera de organización efectiva para materializar la respuesta a los desafíos de la realidad social y económica metropolitana. Teniendo en cuenta el alcance de los diferentes retos que tenemos hoy en las ciudades metropolitanas, existe un consenso sobre la necesidad de adoptar un nivel de gobierno que refleje la ciudad de facto, más allá de la ciudad administrativa.
En el contexto socioeconómico actual, las estructuras de gobierno metropolitanas son una condición clave para impulsar la competitividad, el crecimiento sostenible, los transportes, el medio ambiente y, más globalmente, la calidad de vida de los ciudadanos y ciudadanas de un territorio. Por lo tanto, era necesario que el AMB dispusiera de un organismo propio para hacer frente a los retos económicos y ocupacionales, con una visión metropolitana conjunta.
Con la Agencia, las acciones de promoción económica de los municipios metropolitanos se encuentran más bien posicionadas para conectar y colaborar con otras instituciones metropolitanas y regionales: administraciones públicas de nivel superior, universidades, entidades empresariales y organismos de búsqueda. Y para hacerlo con otras áreas metropolitanas de fuera del país.
Para diversificar sus economías, y mejorar la calidad de trabajo y las condiciones de vida de la población, las áreas metropolitanas deberán apoyar la innovación a distintos niveles, creando un entorno empresarial favorable y, a su vez, afrontar el empleo, la empleabilidad y la formación, así como la dimensión social de la economía, para impedir la exclusión de los grupos sociales más vulnerables. En todos estos ámbitos, tal y como se muestra en este documento de programación, la Agencia quiere tener un posicionamiento al servicio de los municipios metropolitanos.